domingo, 17 de febrero de 2013

Mario Benedetti. Apuntes biográficos y literarios


Vamos a seguir un criterio biográfico en este artículo, algo que no suele ser muy recomendable en los estudios de literatura, pero que, en el caso de Mario Benedetti, creo que es posible, e incluso necesario, ya que en este escritor, más que en nigún otro, peripecia vital y proceso histórico están muy imbricados.

La infancia

Benedetti nace en Paso de los Toros en 1920. Durante los primeros años de su vida, su padre intenta establecerse económicamente, pero cuando se decide a comprar una farmacia, era químico farmacéutico, es víctima de un timo, ya que la farmacia está completamente vacía. Así que la familia quiebra y deciden irse a Montevideo.

Pero su padre no puede trabajar, porque si lo hace, los acreedores le embargarán el sueldo, así que durante un tiempo tienen que vivir en una total precariedad, en una chabola con techo de latón, de la que Benedetti recordará el sonido de la lluvia con cariño. Con el tiempo el padre consigue un empleo público, inembargable.

Benedetti entra en el Colegio Alemán de Montevideo, experiencia que lo marcará, ya que la disciplina en este lugar es muy dura: se golpea a los niños y, además, hay un trato diferente para los niños que son hijos de alemanes frente a los criollos. Benedetti cuenta que por ese tratamieto diferente «se agarraban a trompadas» en el recreo, y esto acentuaía su sentimiento latinoamericano.

Mientras está en este colegio, asciende el nazismo en Alemania, y en el colegio de Montevideo empiezan a cambiar las cosas. Cuando el padre se entera de que incluso les obligan a los niños a hacer el saludo fascista, lo saca del colegio.

Siendo todavía menor de edad, la familia de Benedetti ingresa en la secta raumsólica de logosofía, cuyo líder, Carlos Bernardo González Pecotche (Raumsol), era Argentino. Mario Benedetti se convertirá, durante unos años, en su secretario personal. Pero en un momento dado, Benedetti siente que éste es un impostor y lo abandona.

Comienza a trabajar, desde los 14 años, en la empresa de repuestos para automóviles Will L. Smith S.A., en Argentina. Esta experiencia será fundamental para escribir las primeras obras que le darán fama a nivel de Montevideo.


Montevideo, años 50

Si en su primer poemario, titulado Solo mientras tanto (1950), el tema es la pérdida de la fe, algo explicable después de la experiencia con la secta raumsólica, en sus siguientes obras, entre las que podemos citar Poemas de la oficina, Montevideanos y La tregua, el tema fundamental son los propios ciudadanos de Montevideo, que viven en un sistema que los convierte en seres pasivos.

Uruguay recibió durante la primera mitad del siglo XX el merecido nombre de «La Suiza de América» por el auge económico, la estabilidad social y los altos niveles de educación. En 1917, por ejemplo, se realiza un plebiscito en el cual el pueblo decide modificar la Constitución y cambia la forma de gobierno a un Órgano Colegiado formado por políticos de todos los partidos. Se convierte, además, en el primer país de América Latina en poseer una amplia clase media con un buen nivel adquisitivo. Se trata de la época del llamado batllismo, por José Batlle Ordóñez, que gobernó el país en dos períodos.

Sin embargo, en 1933, el golpe de estado de Gabriel Terra supone un retroceso, con la privatización de empresas estatales. A partir de este momento, y aunque pronto regresa la democracia, el país va perdiendo progresivamente su bienestar social, hasta que, a finales de la década de 1950 y principio de 1960, la situación comienza a ser preocupante.

En esos años, Montevideo presenta una cantidad enorme de funcionarios públicos. Mario Benedetti dice que «Uruguay es la única oficina del mundo que ha adquirido la categoría de República». Pero esto se convierte en un problema, ya que esa vida confortable, esa seguridad, según Benedetti es una trampa que convierte a los montevideanos en seres apáticos y conformistas. El poema «El nuevo» ilustra esta idea:

EL NUEVO

Viene contento
el nuevo
la sonrisa juntándole los labios
el lápizfaber virgen y agresivo
el duro traje azul
de los domingos

Decente
un muchachito.
Cada vez que se sienta
piensa en las rodilleras
murmura sí señor
se olvida
de sí mismo.
Agacha la cabeza
escribe sin borrones
escribe escribe
hasta
las siete menos cinco.
Sólo entonces
suspira
y es un lindo suspiro
de modorra feliz
de cansancio tranquilo.

Claro
uno ya lo sabe
se agacha demasiado
dentro de veinte años
quizá
de veinticinco
no podrá enderezarse
ni será
el mismo
tendrá unos pantalones
mugrientos y cilíndricos
y un dolor en la espalda
siempre en su sitio.
No dirá
sí señor
dirá viejo podrido
rezará palabrotas
despacito
y dos veces al año
pensará
convencido
sin creer su nostalgia
ni culpar al destino
que todo
todo ha sido
demasiado
sencillo.

El tema de los oficinistas será el principal en las obras que hemos citado, donde Benedetti denuncia esta situación y empieza a calar en la sociedad uruguaya. En este sentido, La tregua es la obra más conocida, pero en el libro Poemas de la oficina y en el ensayo El país de la cola de paja también se trata este tema. Benedetti tiene ya un nombre a nivel uruguayo.


La crisis

Ya a finales de la década de 1950 se forma un grupo de intelectuales y escritores, entre los que destacan, entre otros, Juan Carlos Onetti, Carlos Rama, Emir Rodríguez de Monegal, y el propio Mario Benedetti. Este grupo se ha denominado la Generación Crítica, y tenía como órgano de expresión más importante, al semanario Marcha, que en un principio fue dirigido por Onetti, y en el que colaboró habitualmente Benedetti. Estos escritores, comienzan a ejercer una mirada crítica sobre la realidad uruguaya y latinoamericana, con un gran rigor.

En 1959 triunfa la Revolución cubana, que tiene una gran repercusión en toda América Latina, porque se trata de un país que se enfrenta a los EUA y consigue emanciparse. Tiene como efecto que países como Uruguay dejen de darle la espalda a Latinoamérica. Como ejemplo de esta nueva sensibilidad, vamos a leer un poema de Benedetti que representa esta nueva actitud: «Un padre nuestro latinoamericano», del poemario Poemas del hoyporhoy (1961):


Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
cómo se llega al sur de Río Grande
Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver las uñas
sucias de la miseria
en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo
cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad
sin embargo una vez cada tanto
tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omniprescencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora
pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o se deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a la pájara
en los cancilleres que murmullan yes sir
en cada mano que se convierte en puño
claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día
ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos queda pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos
a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro
poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores
todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta
no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y su amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.


Por estas fechas, y bajo el paraguas totalizador de la Revolución cubana, se forma una Red de Escritores Latinoamericanos, entre los que se encuentran la mayor parte de los escritores del Boom, como Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez, que denuncian la injerencia de EUA en los países latinoamericanos y que defienden a Cuba. Sin embargo, con el tiempo, el gobierno cubano va perdiendo apoyos, y Benedetti, junto a una serie de escritores, entre los que está, por ejemplo, Alejo Carpentier, comunica que abandonan el grupo, porque ellos siguen apoyando a Cuba pese a todo. Se observa como Benedetti sigue fiel a sus ideales.

En todo este proceso, la ideología de Benedetti evoluciona desde un liberalismo propio de una pequeño-burguesía a un radicalismo de izquierdas cada vez más intenso.


El golpe de estado

En 1973 la espiral represiva llega a su climax, con el golpe de estado de Juan María Bordaberry, quien decreta las «Medidas prontas de seguridad», cierre de partidos, invasión y clausura de la universidad, en la que Benedetti es Director del Departamento de Letras. Comienza la represión, las torturas y las actividades más arriesgadas de la guerrilla urbana Tupamaros.

Mario Benedetti escribe entonces el poemario Letras de emergencia, dividido en dos partes, una de ellas, ‘Letras para cantar’, recoge canciones que invitan a la resistencia del pueblo; la otra, ‘Letras para rumiar’, constituyen una reflexión acerca de la lucha revolucionaria en Uruguay, una lucha que se perdió. En ‘Letras para cantar’ se exalta la lucha revolucionaria, se amenaza a los agentes del poder y existe la seguridad de una victoria frente a la dictadura y las fuerzas del Imperialismo, pero en ‘Letras para rumiar’, por el contrario, se asume la derrota y se realiza examen de conciencia. Esta disparidad de contenidos se explica porque las ‘Letras para cantar’ estaban destinadas a la lectura en recitales y actos públicos, para llamar a los ciudadanos a la rebelión. Veamos un poema:

CHAU

Ché banquero gobernante
mírá que la historia es terca
y está vez sí se te acerca
la obligación del espiante

andá haciendo el equipaje
ligerito te conviene
mírá que el incendio viene
aprontate para el raje

alejate de estas llamas
total te morís de risa
tenés dólares en Suiza
Nueva York y Las Bahamas

vos que sos de clase alta
cachá las pilchas y andate
tenés avión tenés yate
locomoción no te falta

vos que tenés buena estampa
y vestís a lo peirano
andá buscando escribano
que legalíce tu trampa

pero eso sí hacelo pronto
no te tirés al senado
mirá que el pueblo estafado
no tiene pelo de tonto

y a lo mejor se calienta
y te obliga a que te quedes
mirá que a todos ustedes
habrá que pedirles cuenta

y a vos y a tu comandita
especialista en calote
si los pescan del cogote
les van a chapar la guita

chupamedias del Imperio
andate sí te incomoda
que aquí se acabó la joda
y empieza la cosa en serio.


Escribe en esta época también el ensayo El escritor latinoamericano y la revolución posible (1974), un conjunto de artículos en los que reflexiona acerca del papel del intelectual en América Latina.


El exilio

Comienza entonces el exilio de Mario Benedetti. Recibe informaciones de que los militares lo están buscando y tiene que marcharse, primero a Buenos Aires, donde las actividades de la Triple AAA no ofrecen seguridad. De hecho, al poco tiempo tiene que huir de nuevo, esta vez a Perú, donde finalmente es detenido y, a los pocos días, puesto en libertad. Entonces recibe una invitación de Casa de las Américas, en Cuba, y decide irse. En Cuba trabajará en Casa de las Américas.

Viaja a España, donde trabaja como articulista en el periódico El país.

Desde el exilio sigue con atención el proceso político de su país, que en todo momento está presente en sus obras de esta época. El tema fundamental de esta época es el recuerdo emocionado de su ciudad, Montevideo, y el recuerdo de los amigos y compañeros encarcelados, torturados y asesinados no sólo en Uruguay, sino también en Buenos Aires.

Asume la derrota, pero no pierde nunca la esperanza en un futuro más justo. Aprecia la solidaridad que encuentra en todos los países que visita y, con el paso del tiempo, pues el exilio dura doce años, se da cuenta de que Montevideo ha cambiado mucho durante todo el tiempo que ha estado fuera.

Con el fin de la dictadura, la democracia hace que el clima político y revolucionario se relaje, entonces su obra, sobre todo la poesía, se hace más intimista. Además, se encuentra ya en la vejez. Vuelve a Montevideo y se inicia la etapa del «desexilio»:

Quiero creer que estoy volviendo

Vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo

hay tanto siempre que no llega nunca
tanta osadía tanta paz dispersa
tanta luz que era sombra y viceversa
y tanta vida trunca

vuelvo y pido perdón por la tardanza
se debe a que hice muchos borradores
me quedan dos o tres viejos rencores
y sólo una confianza

reparto mi experiencia a domicilio
y cada abrazo es una recompensa
pero me queda / y no siento vergüenza /
nostalgia del exilio

en qué momento consiguió la gente
abrir de nuevo lo que no se olvida
la madriguera linda que es la vida
culpable o inocente

vuelvo y se distribuyen mi jornada
las manos que recobro y las que dejo
vuelvo a tener un rostro en el espejo
y encuentro mi mirada

propios y ajenos vienen en mi ayuda
preguntan las preguntas que uno sueña
cruzo silbando por el santo y seña
y el puente de la duda

me fui menos mortal de lo que vengo
ustedes estuvieron / yo no estuve
por eso en este cielo hay una nube
y es todo lo que tengo

tira y afloja entre lo que se añora
y el fuego propio y la ceniza ajena
y el entusiasmo pobre y la condena
que no nos sirve ahora

vuelvo de buen talante y buena gana
se fueron las arrugas de mi ceño
por fin puedo creer en lo que sueño
estoy en mi ventana

nosotros mantuvimos nuestras voces
ustedes van curando sus heridas
empiezo a comprender las bienvenidas
mejor que los adioses

vuelvo con la esperanza abrumadora
y los fantasmas que llevé conmigo
y el arrabal de todos y el amigo
que estaba y no está ahora

todos estamos rotos pero enteros
diezmados por perdones y resabios
un poco más gastados y más sabios
más viejos y sinceros

vuelvo sin duelo y ha llovido tanto
en mi ausencia en mis calles en mi mundo
que me pierdo en los nombres y confundo
la lluvia con el llanto

vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo.

Mario Benedetti seguirá escribiendo durante muchos años, pero en 1996, coincidiendo con la derrota en las urnas del Frente Sandinista nicaragüense, se da por terminada la última revolución de la época. Cuba se va quedando cada vez más aislada y América Latina entra en un periodo de zozobra democrática que hace que el discurso revolucionario de los años inmediatamente anteriores sea relegado a un segundo o tercer plano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

podrías poner los libros en cursiva o entre comas, para no tener dudas del nombre completo de los libros.

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