jueves, 20 de junio de 2013

Narrativa actual en México 1: Guillermo Fadanelli





"La reductio ad absurdum de la figura del escritor en Fadanelli, cuya corriente literaria se llama, no sorprendentemente, "literatura basura", habla de un vaciamiento de la literatura frente a la emergencia de textualidades urbanas, subterráneas, que parecen volvería irrelevante. Este movimiento, me parece, debe ser resistido, no porque haya que reclamar para la literatura un lugar de privilegio, ni porque esas nuevas textualidades carezcan de valor cultural, sino porque (...) mantener la opción política de la literatura abierta puede ser, en momentos de cierre discursivo (...) uno de los pocos, fundamentales, caminos de salida". (Sanchez Prado, 2006).

Naciones intelectuales: la modernidad literaria mexicana de la Constitución a la frontera (1917-2000),
Ignacio Sanchez-Prado, 2006. Tesis Universidad de Pittsburgh.


Para este autor, el estilo de Faradelli puede suponer el fin de la acción política de la literatura por su valor contracultural y underground. Pero no se debe olvidar que, pese a las transgresoras frases de Fadanelli a propósito de la desaparición de autor y lector, este escritor publica en algunas de las editoriales mas importantes en habla castellana, como Anagrama o Grijalbo. Esta reflexión no supone una perdida de valor literario de su narrativa, ni invalida el interés que su movimiento editorial tiene, cuya dinámica de publicación de obras afines con una estética transgresora y en el fondo profundamente crítica de la sociedad, supone un necesario y saludable soplo de aire fresco en el panorama literario hispanoamericano.

Tanto en el Blog de Fadanelli (guillermofadanelli.blogspot.com) como en la Revista y editorial Moho fundada por él y su compañera podemos apreciar la importancia que tienen para este autor las diferentes artes, como la videocreacion o las artes gráficas. En el estado actual de la cultura posmoderna, el caficativo "Movimiento contracultural" quizás sea excesivo, pero por lo menos se trata de una propuesta arriesgada que, pese a negar el valor del campo literario, intenta trascenderlo. Este movimiento da cuenta del gran valor de lo literario en Mexico, y en Latinoamérica en general, frente a lo que ocurre en España. La poesía, el relato y la novela disfrutan en Mexico de una vitalidad envidiable. Quizá la tradición de los talleres literarios en las universidades tenga mucho que ver con esta actitud frente a la literatura, que rompe con el mito de la soledad del escritor, y colectiviza la creación literaria, abriendo nuevos caminos editoriales con numerosas revistas y generando una interesante demanda de textos fuera del circuito establecido de las grandes editoriales tradicionales.

La aureola del escritor individualista, enfrentado a una sociedad que considera a los artistas como vagos, soñadores o simplemente inadaptados a una sociedad materialista, se encuentra en Mexico con una efervescencia de escritores deseosos de mostrar sus obras, escritores que desde los comienzos de sus carreras literarias se acostumbran a someter sus textos al juicio ajeno y que por tanto tienen muchas oportunidades para pulir su estilo. Escritores como Villoro se formaron en talleres literarios y hoy en día forman a las nuevas generaciones. En muchos de estos talleres no se impone un estilo determinado, sino que se anima al escritor a buscar su propio estilo. Esta tradición se echa en falta en España, donde la mayor parte de los escritores deben resignarse a una desesperada búsqueda de aliados en Internet, si no quieren sufrir el aislamiento que provoca la omnipresencia de las grandes editoriales tradicionales.



La editorial Moho, sin embargo, tiene un estilo definido, y tanto en sus propuestas editoriales como en sus premios de narrativa se reservan el derecho a seleccionar y publicar aquellas obras que presentan un estilo afin. ¿Cual es ese estilo? Sobre todo, la premisa básica parece ser el sentido antisocial, la burla y denuncia del buen gusto y de los valores establecidos, que son entendidos como algo artificial y alienador. Títulos como Ascopolis, Barbarie, Sudor añejo y sardina, nos dan una idea del tipo de literatura que promueven, donde la provocación y el estilo contracorriente son valores fundamentales.


Fadanelli, El día que la vea la voy a matar, su primer libro, editorial Grijalbo, 1992. Libro de relatos.

Varios son los elementos fundamentales de esta colección de relatos. Elementos que nos ayudarán a describir parte del estilo de este autor. Uno de los principales, que supone además una declaración de intenciones, es el alejamiento de las premisas del realismo mágico. Como podemos apreciar en “Cuento de realismo mágico”, el autor ironiza con el estilo del realismo mágico, parodia de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, Pero las alusiones a Gabriel García Márquez se complementan con otras referencias de la literatura mexicana y latinoamericana. Por ejemplo, en el relato “La Posmodernidad explicada a las putas”, un escritor borracho le cuenta a un profesor de literatura y una prostituta una anécdota: en un concurso, el presentador pregunta quién ha escrito La divina comedia. Varias personas levantan las manos y cuando el presentador señala a uno de los que había alzado la mano, éste responde: Octavio Paz. El. Escritor concluye: "¿Y sabes cuál fue la injusticia, profesor?, que no le dieron el premio; primero los educan dentro de una cultura monolítica y luego les piden matices".

Este rechazo de la literatura monolítica recuerda a Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. También lo une a este autor la descripción de la sociedad urbana de México DF. En el relato “Suicidio en las calles de Tacuba”, por ejemplo, podemos leer:

"Un paisaje obsceno: eso era precisamente lo que formaba aquel conjunto de rostros deformados. Vendedores anómalos, burócratas, estudiantes, perros arrastrando la lengua hasta el piso, enfermeras con cicatrices en los brazos, ejecutivos, porquería humana, desperdicios, desechos. Una sociedad como ésta sólo podría haberse gestado en la mente de un enfermo".

La descripción continúa con una normalidad austera. Es la sociedad actual, pero para el sujeto narrador resulta grotesca y absurda. Por lo tanto es una critica de nuestra sociedad capitalista actual, desnaturalizada y artificial, a la cual nos hemos acostumbrado y ya no resulta extraña, sino natural. En ese contexto, varias personas jalean a un suicida indeciso para que se lance al vacío, consiguiendo la reacción contraria. Se refleja la sociedad del espectáculo, donde un acto como un suicidio es contemplado como un espectáculo televisivo.

En muchos de los relatos, encontramos una especie de narrador "psicópata" que entronca con Dostoievski:

 "Fadanelli ha explorado y perfeccionado un tipo muy particular de narrador, que desde hace tiempo se viene repitiendo en nuestras letras. El tipo de narrador al que me refiero pertenece a esa estirpe del “hombre enfermo” de las Memorias del subsuelo de Dostoievski o del “hombre mediocre” del Libro del desasosiego de Pessoa. Fadanelli ha elegido –y le ha funcionado– narradores en apariencia discretos, pusilánimes, hombres sin atributos a la merced de sí mismos o de su falta de voluntad. Pero el resultado de esa elección es lo contrario de lo que anuncia. No hay, en la obra de Fadanelli, una mirada desinteresada. No hay una sola observación que no venga cargada de una postura cuidadosamente pensada y construida". Valeria Luiselli, "Hotel DF de Guillermo Fadanelli" en Letras Libres (http://www.letraslibres.com/revista/letrillas/hotel-df-de-guillermo-fadanelli)

Se trata de un sujeto patológico caracterizado por la ausencia de sentimientos, un ser inmune al dolor y sin empatía, cuya única nota de pasión es el odio a la sociedad y al sinsentido de la gran ciudad neoliberal, por eso, en El día que la vea la voy a matar, nos encontramos con varios antihéroes de comportamientos absurdos y antisociales, como en el relato “Mi tía Clarita”, donde el narrador asiste incólume al brutal asesinato de su tía. En este relato se reconstruye la ultima cena parodiando a Leonardo Da Vinci de manera similar a lo que hizo Buñuel en Viridiana. Satíricamente, tras una bacanal de sexo y violencia, en el pabellón numero doce de un hospital mental, en la noche del 24 de diciembre, los pacientes acaban entonando el himno de México y se relajan.



No hay comentarios:

Los tres estigmas de Palmer Eldritch (1964), Philip K. Dick

Según Emmanuel Carrere, en la biografía novelada que escribió sobre Philip K. Dick, la obra de este escritor está determinada por un princip...