miércoles, 7 de diciembre de 2016

El taller del orfebre



Hoy siento el privilegio de pertenecer a una cofradía alquímica. Este es un gremio de orfebres que, ahora lo veo, me ha salvado muchas veces de caer en las oscuridades de un trauma psico-social: el individuo inmerso en una sociedad de valores distorcidos, competitiva y superpoblada, que dificulta sobremanera el sentimiento de pertenencia al colectivo de las personas.

En efecto, la poesía es un trabajo de artesanos, un oficio manual, una profesión que sólo puede ser vocacional. Todos los agentes envueltos en el sistema poético cuentan, también el lector (o espectador), que quizás es el elemento que completa el círculo y a veces es tan difícil de encontrar.

La poesía no es sólamente un bien comercial, antes bien, constituye una forma de vida, una actitud ante la existencia, un filtro que transforma lo que la cámara-pupila capta.

Por eso el prodigio del cine: materializar la subjetividad mediante un ojo mecánico y radicalmente neutral.

Y por eso también se entiende que la poesía trasciende el sistema lingüístico escrito y oral, y permea todo arte, hasta invadir también cualquier manifestación cultural hecha con amor.

La poesía no atiende a dilemas morales. Ella está por encima del bien y del mal. Le gusta desnortar al animal interior que, en palabras de Franco Battiato, no nos ha dejado nunca ser felices.

En esta sociedad, el cultivo de la poesía necesita de mucho amor y constancia, es un trabajo especialmente solitario sin rendimientos corto-placistas. Sólo el respeto por el engranaje poético, maquinaria ciertamente compleja, y la humildad del principiante (que siempre somos) eleva el pasaje del héroe-poeta por sus infinitos universos.


 Constituye un camino iniciático, una búsqueda, con sus malos y buenos momentos. Es un viaje lleno de celadas, pruebas y alumbramientos.  

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Oficina do ourive

Hoje me sinto privilegiado por fazer parte de uma confraria alquímica. Esta é uma agremiaçao de ourives, agora eu vejo, me salvou muitas vezes de cair na escuridão de um trauma psico-social: o indivíduo imerso em uma sociedade de moral distorcida, competitiva e superpovoada, o que dificulta muito o engajamento das pessoas.


Na verdade, a poesia é uma obra de artesãos, trabalho manual, uma profissão que só pode ser vocacional. Todos os agentes envolvidos no sistema poético têm importância, também o leitor (ou espectador), quem talvez seja o elemento que completa o círculo e às vezes é tão difícil de encontrar.


A poesia não é apenas uma mercadoria, mas sim, é um estilo de vida, uma atitude perante a existência, um filtro que transforma o que capta a câmera-menina dos olhos.


Assim, a maravilha do cinema: materializar a subjetividade do olho mecânico e radicalmente neutro.


E por isso é também entendido que a poesia transcende o sistema de linguagem escrita e falada, e permeia toda a arte, também para invadir qualquer manifestação cultural feita com amor.


A poesia não pode ser reduzida a um dilema moral. Ela está além do bem e do mal. Ela gosta de desnortear ao animal interior que, nas palavras de Franco Battiato, não nos deixa nunca ser felizes.Nesta sociedade, o cultivo da poesia precisa de muito amor e constância, é um trabalho especialmente solitário, sem rendimentos curto-pracistas. Só o respeito para a engrenagem poética, certamente uma maquinaria complexa, e a humildade do iniciante (que somos sempre) eleva a passagem do herói-poeta por seus infinitos universos.


Los tres estigmas de Palmer Eldritch (1964), Philip K. Dick

Según Emmanuel Carrere, en la biografía novelada que escribió sobre Philip K. Dick, la obra de este escritor está determinada por un princip...